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Los soldados rusos tomaron su ciudad y después sus hogares

KIEV, Ucrania — Durante días, Roman Naumenko y sus vecinos del complejo de departamentos Pokrovsky, ubicado en las afueras de Kiev, habían estado observando desde unos cuantos kilómetros de distancia cómo las fuerzas rusas intentaban tomar el control de un aeropuerto cercano.

“Vi cómo los helicópteros, que venían unos tras otros, disparaban”, comentó. “Fue un impacto enorme. No podía creer que fuera de verdad”.

Los residentes se quedaban fuera de sus edificios filmando la destrucción con sus celulares.

CreditCredit…Roman Naumenko

Cada día, las fuerzas rusas se acercaban más y más al complejo de departamentos. El 3 de marzo, un misil cayó directamente sobre uno de los edificios. En ese momento, más de 150 familias seguían en el complejo residencial de 14 edificios, según declaró un administrador del edificio a The New York Times.

Más tarde, ese mismo día, los soldados estaban literalmente en la puerta de Naumenko.

“Vimos a la infantería rusa en la cámara de seguridad de nuestro edificio”, relató. “Desde ese momento, los rusos se quedaron”.

También obligaron a unos 200 residentes a quedarse, manteniendo a muchos de ellos como rehenes en los sótanos de sus propios edificios, forzándolos a entregar sus celulares y ocupando sus departamentos. Otros lograron pasar desapercibidos, pero aun así eran, en esencia, prisioneros en sus propias casas mientras las fuerzas rusas irrumpían y tomaban posiciones de francotirador en los edificios, que habían albergado a 560 familias.

El Times entrevistó a siete residentes del complejo de departamentos Pokrovsky en la ciudad de Hostómel, unos 16 kilómetros al noroeste de Kiev. Todos experimentaron el asalto y el cautiverio de primera mano antes de encontrar maneras de huir. A partir de sus relatos, junto con las imágenes de las cámaras de seguridad y los celulares, el Times logró reconstruir la experiencia que se vivió mientras las fuerzas rusas se acercaban.

“Fue realmente aterrador”, aseguró Lesya Borodyuk, una vecina de 49 años que comenzó a llorar mientras relataba lo ocurrido. “Le escribí a mi hija. Me estaba despidiendo de ella. Le dije que ahora probablemente nos iban a bombardear”.

Fuera, en el estacionamiento, las cámaras de seguridad mostraban al menos una decena de soldados rusos y vehículos de combate de infantería. Los soldados trasladaron ametralladoras pesadas y obligaron a un hombre a entrar en un edificio a punta de pistola.

Ksenia, que pidió ser identificada solo por su nombre de pila, observó con su marido y sus hijos desde la ventana de su segundo piso cómo las fuerzas rusas llegaban a su edificio.

“No sabíamos lo que podía pasarnos”, afirmó. “Era un estado total de temor”.

Un grupo de soldados utilizó rifles para romper la puerta principal de un edificio de departamentos. Una vez dentro, entraron al ascensor y destruyeron sus cámaras de seguridad. En algunos edificios, los soldados fueron piso por piso arrancando puertas de las bisagras y asaltando departamentos, según relataron los residentes.

Al cabo de unas cuantas horas, según los siete residentes con los que habló el Times, los soldados rusos tomaron todo el complejo y atraparon a cerca de 200 civiles dentro de varios edificios.

“Echaron a la gente de los departamentos”, relató Elena Anishchenko, que planeaba celebrar su cumpleaños número 33 con vecinos el día que llegaron los soldados. “No le preguntaron nada a nadie; simplemente les decían que fueran al sótano”.

A muchos vecinos les confiscaron o destruyeron sus teléfonos celulares y computadoras portátiles.

“Nos dijeron: ‘No se enojen, pero si hallamos su teléfono le dispararemos en el acto”, relató Anishchenko.

Aislada del mundo exterior, Anishchenko dijo que ya no pudo leer las noticias ni hablar con su familia.

Algunos residentes como Ksenia pudieron permanecer en sus hogares, quizás porque tenía un bebé.

Otros pasaron desapercibidos. Naumenko y su esposa se escondieron en el séptimo piso de su edificio. Él aún tenía su teléfono, que encendía una vez al día para enviar un mensaje de texto a su familia diciéndoles que todavía estaba vivo.

Preocupación familiar: ‘No me puedo comunicar’

Los amigos y parientes de los que estaban atrapados en Pokrovsky pasaban penurias. En grupos de chat y mensajes de texto habían visto videos y capturas de pantalla de los soldados rusos cuando tomaron control del complejo. Luego dejaron de recibir los mensajes de sus seres queridos.

Iryna Khomyakova, hija de una de las vecinas del complejo, vio los videos del circuito cerrado que mostraban a los soldados ingresando al ascensor. Preocupada, llamó a su madre, quien le informó que los soldados rusos acababan de entrar al edificio y que la habían obligado a bajar al sótano con otros.

“El teléfono de mi mamá murió”, dijo el 9 de marzo, y no había tenido noticias de ella en días.

Por mensaje de texto, Hanna Yaremchuk le dijo al Times que había perdido el contacto con su padre durante días y añadió que a él también lo tenían en un sótano. Se preguntaba: “¿Está vivo? ¡No lo sé!”.

Viviendo con soldados

Para los detenidos, la capacidad de moverse dependía de los guardias.

A Borodyuk y a otras personas que estaban en su sótano se les permitía ir a sus departamentos a buscar comida y ropa abrigadora para soportar el frío del sótano de ladrillos. A los vecinos les permitían cocinar juntos y convivir.

Los rusos que custodiaban el sótano de Anishchenko eran más estrictos. Solo permitían a los residentes visitas cortas y supervisadas a sus departamentos para conseguir comida y víveres para todos.

Vehículos de combate de infantería fuera del complejo Pokrovsky.Credit…The New York Times

“La gente era presa del pánico”, comentó Anishchenko, “Todo el mundo estaba al límite de su cordura”.

Luego de un tiempo, cien o más soldados patrullaban fuera de los edificios, y algunos incluso vivían en los departamentos.

En el séptimo piso, Naumenko y su esposa seguían eludiendo la detección. Los recientes bombardeos en la zona habían volado las ventanas y la temperatura había descendido por debajo del punto de congelación. Sin electricidad, improvisaron formas de cocinar, encendiendo aceite en un platillo para calentar la comida y usando una vela para calentar una lata de agua. Sin calefacción en el edificio, dormían completamente vestidos y con chaquetas.

Los Naumenko calentando agua con una vela y una lata de aguaCredit…Roman Naumenko

En el departamento de Ksenia, cada día implicaba conseguir suficiente comida para alimentar a sus hijos y sobrevivir hasta la mañana siguiente. Su nueva vida estaba muy lejos de lo que imaginaba.

“Estuvimos esperando este departamento durante cuatro años”, aseguró Ksenia. “Invertimos en la remodelación. Pero ni eso importa ahora”.

‘Los liberaremos de los nazis’

Afuera, la lucha era implacable.

“Nos acostumbramos a los sonidos de los disparos y aprendimos a distinguir unos de otros”, aseveró Naumenko. “Sabíamos si estaban lejos o cerca. Si iban a dar contra nuestro edificio o pasarían por encima. Podíamos escucharlo”.

Dentro del complejo de departamentos, los soldados les decían a sus prisioneros que Ucrania estaba a punto de ser liberada, relató Anishchenko.

Borodyuk recordó a un oficial ruso de mayor rango que intentaba consolar a una niña en el sótano donde estaban detenidas. “Él le dijo: ‘Mi hija también tiene 8 años. La quiero mucho. La extraño. No tengas miedo, pequeña, los liberaremos de los nazis’”.

Borodyuk relató que algunos de los soldados rusos más jóvenes ni siquiera sabían por qué estaban en Ucrania. Cuando los cautivos le preguntaron a un soldado por qué estaba aquí, respondió llorando: “¿Dónde estoy? ¿Qué tengo que hacer?”.

Evacuado por casualidad

El 9 de marzo, Rusia y Ucrania acordaron establecer varios corredores humanitarios durante un breve periodo para permitir la salida segura de los civiles de las zonas de conflicto. Pero los soldados rusos en Pokrovsky no informaron a sus prisioneros.

Anishchenko se enteró por casualidad. Durante una visita supervisada a su departamento para buscar comida, vio un convoy moviéndose con banderas blancas desde la ventana y le preguntó a un soldado ruso qué estaba pasando. Él le dijo que había un corredor libre de disparos durante 72 horas. Ella y algunos de sus vecinos empacaron una maleta y corrieron.

Una historia de Instagram publicada por Elena Anishchenko después de que huyó de su casa. Dice: “Gracias a todos los que se preocuparon por mí y rezaron por mí: sobreviví e incluso escapé de este infierno después de estar retenida siete días en el sótano. Hostómel, área residencial ‘Pokrovsky’. Así es como se ve nuestra casa ahora”.Credit…The New York Times

Al salir, el entorno era sombrío. “Vimos cadáveres tirados en el suelo”, narró. “Vimos autos estrellados y quemados con cuerpos dentro”.

Naumenko encendió su celular y vio información en un grupo de WhatsApp sobre la evacuación del corredor humanitario. Él y su esposa recogieron rápidamente sus cosas.

Al salir del complejo, un soldado les advirtió que no les dispararía, pero que los que patrullaban en otros lugares podrían hacerlo.

Huyeron de todos modos y salieron ilesos, junto con todos los demás residentes con los que habló el Times. Naumenko se encuentra ahora en Kiev, donde piensa quedarse, y tal vez luchar.

“Las cosas que vi en Hóstomel fueron una pesadilla. No quiero que esto ocurra aquí”, concluyó.

Edición de video por Dmitriy Khavin.

Brenna Smith es becaria en el equipo de video de Investigaciones visuales del Times. @brenna__smith

Masha Froliak es investigadora y traductora. Trabaja con el equipo de Investigaciones visuales del Times

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